Acción, reacción y en empate acabó

Imagen: La Liga
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La Real Sociedad y el Real Betis Balompié se veían las caras en el Estadio de Anoeta, en el partido correspondiente a la séptima jornada de liga.

Enérgico comienzo de la Real por banda derecha, de la mano de Álvaro Odriozola. Con la intención de volver a las andadas, los pupilos de Eusebio trataron de llevar la manija del encuentro para no verse superados por los de Quique Setién en los primeros compases. El dominio blanquiazul no era del todo claro, y el encargado de meter el miedo en el cuerpo de los hinchas locales fue Tonny Sanabria con un remate a pase de Fabián que acabó dentro de la meta defendida por Gero Rulli. No era ni el minuto 7 y a la Real se le ponía el encuentro cuesta arriba. A modo de reacción, Odriozola se subió a la moto para generar peligro desde su costado, dejando un pase atrás para David Zurutuza, que acabó mandándolo fuera. Los jóvenes se echaron el equipo a la espalda en busca de la igualada, por lo que las ocasiones se sucedían desde la banda de Oyarzabal y Odriozola.

De manera paulatina, los roles del partido se iban definiendo, y la Real del toque, del dominio infinito, de los centros, acabó llevándose su tan merecido premio, el gol. La perseverancia se vio recompensaba, gracias a un centro medido de Odriozola y a un potente testarazo de Willian José. Gol con el que el carioca volvía a la senda del gol. Más de lo mismo. Esta vez desde la banda contraria, Kevin estuvo listo sacando rápido el saque de banda, que posteriormente lo bajaría Willian José, para devolvérselo al lateral y que éste lo mandara al área, para que un llegador Oyarzabal hiciera el 2-1.

Los de Heliópolis no tardaron ni 2 minutos en reaccionar. Feddal fue el encargado de devolver las tablas al marcador, haciendo del partido, un auténtico que espectáculo, repleto de goles y ocasiones. Con muy poco, el Betis hizo mucho, pero que mucho daño. Fruto del gol, los de Setién se vinieron arriba, anímica y futbolísticamente hablando. Ellos también querían ser protagonistas, y para ello necesitaban tener el cuero.

La balanza no se decantaba

Llegados al descanso, la posesión estaba más que disputada. Es lo que pasa cuando se juntan dos equipos que apuestan por el fútbol de ataque, por el buen juego, por el del espectáculo.

El carrusel del goles no iba a quedarse ahí. Nada más arrancar el segundo tiempo, recuperó Guardado y con un sublime control, el andaluz mandó el balón dentro de la red. La Real no estaba dispuesta a quedarse con los brazos cruzados, y se lanzó en tromba en busca del gol. Y una vez más, la Real obtuvo su recompensa. Zurutuza la peinó para Juanmi y el malagueño, con algo de fortuna, pudo filtrar un pase a Xabi Prieto, y el capitán no falló. El luminoso indicada empate, pero el partido no decía lo mismo.

En busca de nuevas posibilidades y diversas variantes, Eusebio quitó a Juanmi para dar entrada a Carlos Vela. El cambio de andaluz por mexicano, provocó que Oyarzabal se fuera a la banda en la que juega habitualmente, a la izquierda. El azteca comenzaba a dejar algún que otro destello, y tras un pase suyo a Odriozola, pudo llegar el segundo tanto de Willian José. Mexicano y donostiarra se entendían a las mil maravillas y comenzaron a hacer diabluras por banda.

Locura, locura, locura, y más locura. El Betis lograba hacer el 3-4 en el marcador, pero unos pocos instantes más tarde, el enrachado, Diego Llorente hacía reaccionar de nuevo al equipo, y anotaba el gol de la igualada.

Cuatro a cuatro y el reparto de puntos hacía justicia a lo visto sobre el verde. Dos conjuntos muy pero que muy ofensivos, en constante busquéda del gol, honraron al deporte rey con una auténtica exhibición de fútbol ofensivo.