Un estudio del BCBL de Donostia apunta a una nueva vía para el diagnóstico precoz de la dislexia

Un estudio del Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) de Donostia sugiere una nueva vía para diagnosticar precozmente la dislexia, antes de que los niños aprendan a leer, a través de las capacidades auditivas.

La investigadora del centro Paula Ríos-López ha hablado del estudio en el programa La Mecánica del Caracol, de Radio Euskadi (min 27:05), y en Cadena Ser Euskadi.
Este avance arroja luz sobre el diagnóstico del trastorno y podría ayudar a detectar el riesgo de dislexia de manera temprana, así como a desarrollar programas de entrenamiento y de paliación de dificultades lectoras.

Se estima que una de cada diez personas en todo el mundo parece dislexia, un trastorno cognitivo que dificulta la lectura y cuyo mayor hándicap es precisamente su diagnóstico tardío.

Pruebas de la capacidad auditiva

Actualmente, para diagnosticar la dislexia es necesario esperar a que los menores cumplan 9 años, aunque el estudio del BCBL sugiere que, a través de la medición de las capacidades auditivas de los niños desde muy pequeños, se podría determinar mucho antes quiénes están expuestos a tener problemas con la lectura y, por tanto, más predispuestos a desarrollar dislexia.

Paula Ríos-López, ha explicado que «una serie de pruebas auditivas antes de que los niños aprendan a leer nos pueden dar pistas de si ese niño podrá tener dislexia o no». Aquellos niños que no procesan de manera óptima las ondas de frecuencia baja -los tonos, acentos y entonaciones del lenguaje- tienen mayores dificultades para decodificar correctamente los fonemas y palabras, lo que se relaciona con la capacidad lectora y sus posibles trastornos.

En el estudio conductal tomaron parte 40 niños pertenecientes a los cursos de segundo y quinto de educación primaria. Este avance podría ayudar a desarrollar programas de entrenamiento y palación para mejorar la habilidad lectora y evitar futuros trastornos. «Por ejemplo, podemos hacer que una tarea tan simple como tocar el tambor mejore las habilidades rítmicas del niño para mejorar paulatinamente su percepción del lenguaje y evitar futuros trastornos», explica Ríos.