Cuando decidimos tomarnos el gimnasio más en serio, una de las primeras dudas que aparece es: ¿qué zapatillas debería usar para entrenar? No se trata solo de una cuestión estética o de moda, sino de rendimiento, comodidad y sobre todo, de prevenir lesiones. El calzado que usamos en el gimnasio puede marcar una gran diferencia en cómo ejecutamos los ejercicios, en cómo se comporta nuestro cuerpo ante la carga y en la sensación general de estabilidad o inseguridad durante el entrenamiento.
Y aunque parezca una pregunta simple, la respuesta no es universal. Lo que a una persona le funciona puede no servirle a otra. Todo dependerá de tu tipo de entrenamiento, tu pisada, tus objetivos y hasta tu anatomía.
No todas las zapatillas sirven para todo
El error más común es pensar que unas zapatillas deportivas sirven para cualquier actividad física. Muchas personas entrenan con las mismas que usan para correr, para caminar o incluso para vestir. Pero el gimnasio tiene exigencias propias. Hay movimientos de fuerza, de estabilidad, de impacto controlado y de transferencia de peso que requieren que el pie esté bien asentado, que el talón no baile y que la suela responda a distintos tipos de superficie.
Por eso, el primer paso para elegir bien es saber qué tipo de entrenamiento realizas (o piensas realizar) en el gimnasio. También es muy importante fijarte en la marca. Una buena marca que proporcione productos específicos para el entrenamiento, como Skechers, no será igual que una zapatilla casual que se use para correr, o simplemente andar por la ciudad.





























