La Semana Santa en Gipuzkoa

La fiesta de la Semana Santa surge en el Concilio de Nicea en el año 325 de manos del emperador Constantino. Es una superposición sobre antiguas fiestas de Año Nuevo próximas al equinocio primaveral.

Hasta hace escasamente 40 años, la mayoría de los pueblos gipuzkoanos conservaban vivas sus procesiones. Los cambios en los hábitos de vida han hecho que muchas de estas procesiones desaparecieran, aunque algunas están en camino de notable recuperación.

Algunos pueblos gipuzkoanos, bien por fe, costumbre o arraigo han mantenido estas celebraciones.

Hondarribia:

Hondarribia celebra con especial interés el Viernes Santo y Domingo de Resurrección con un pueblo que participa masivamente en los actos. El día de Viernes Santo, a las cinco de la tarde, en la Iglesia Parroquial se puede presenciar el solemne descendimiento del Cristo crucificado escondido tras una gran cortina negra de cinco metros.

El domingo de resurrección se representa la procesión del encuentro o ttopara. A las diez de la mañana los apóstoles están colocados a ambos lados del altar y hacen su entrada el grupo de romanos que custodian el sepulcro de Jesús. El sacerdote al anunciar la resurrección del Señor: «gloria in excelsis deo…» provoca que los romanos caigan fulminados al suelo. Suenan las campanas y cohetes mientras el centurión, en un último esfuerzo, se levanta queriendo revivir a sus huestes. Cae definitivamente y el pueblo canta a Jesús resucitado.

Azkoitia:

De gran tradición es, también, la Semana Santa de Azkoitia que viene celebrándose desde el s. XVI sin interrupción alguna.

Destacar la procesión del Santo Entierro en la noche del Viernes Santo, donde el sepulcro de Cristo y la Dolorosa recorren, bajo un sobrecogedor silencio, las calles de la localidad custodiados de los «armatus» (soldados) que rompen el silencio al golpear con sus lanzas el suelo.

Segura:

Más recogida, pero no menos impactante, es la que se celebra en Segura. El Jueves Santo y Viernes Santo sacan en procesión 10 pasos de notable calidad. Otro paso es el San Miguel Viviente, representado por un joven vestido con los atributos del Arcángel y que durante el recorrido realiza una serie de movimientos entre movimientos guerreros y pasos de danza.

Entre la imaginería destaca el Cristo Crucificado atribuido a Martínez Montañés.

Pasaia:

Pasai Donibane ofrece una visión diferente de la Semana Santa en Gipuzkoa. Su procesión recorre la estrecha calle de la localidad con el suave oleaje de la bahia de fondo. Los costaleros añaden un esfuerzo extra ya que se ven obligados a agacharse para que los pasos procesionales «pasen» por los arcos.