¿Qué pasa con el panga?

PANGA

Los comedores escolares vascos no sirven panga en sus menús desde 2011

La alarma sobre el consumo de panga vietnamita que ha vuelto a resurgir ahora, tras la decisión de Carrefour de dejar de venderlo en las tiendas que tiene repartidas por todo el Estado, no es nueva.

La desconfianza social que provoca la supuesta baja calidad y peligrosidad de este pescado, ha llevado durante años a varias Comunidades Autónomas a eliminar este alimento de sus menús escolares por petición expresa y por la demanda de las asociaciones de padres.

En concreto en Euskadi, el panga se eliminó de los colegios públicos en el año 2011. Junto con Castilla y León, que lo retiró en 2010, fue una de las primeras comunidades en adoptar esta medida. Le siguieron Murcia, Asturias y hoy en día la mayoría de las comunidades autónomas lo tienen excluido de sus menús escolares por considerar que los valores nutritivos de esta clase de pescado son muy bajos.

Tras el anuncio de la cadena de alimentación que ya retiró este producto en Francia y ahora lo hace en España, las peticiones de padres, nutricionistas y gobiernos autónomos, han vuelo a reavivarse. Ahora una de las empresas de catering que sirve a 2.000 comedores de centros escolares de todo el Estado ha decidido también retirar el panga de sus menús.

Por su parte, la Confederación Española de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) ha pedido la actuación del Gobierno Central y solicitado la prohibición de forma urgente del consumo del panga, la tilapia y similares en centro escolares atendiendo al derecho de los alumnos a una alimentación sana y saludable de los menores.

Ante tal revuelo, el Ministerio de Sanidad insiste estos días en que no se ha recibido ninguna alerta sanitaria ni alimentaria en relación al panga, y Carrefour explica que la medida que han tomado es «preventiva» y responde a motivos medioambientales como «la contaminación del agua causada por el estiércol y los restos de alimentos» en la zona del río Mekong.

Pero esto no ha calmado las encarecidas peticiones de que se retire de los colegios.

Pero, ¿Qué pasa con el panga?

 

El panga es un pescado blanco de precio bajo, por lo que se ha popularizado enormemente en Europa en los últimos años, especialmente por la crisis económica. Procede casi en su totalidad de Vietnam, aunque también hay proveedores en Indonesia, Tailandia, Bangladesh y Birmania.

Se crían de forma masificada. En el caso de Vietnam, en aguas del río Mekong. Según los motivos que Carrefour ha esgrimido para retirarlo de sus establecimientos, los desechos de la elaboración de los filetes de panga en las granjas productoras, se arrojan a las mismas aguas de los ríos donde están ubicados los criaderos y el daño medioambiental que provoca es grande.

Sin embargo, el pescado, listo para consumir, pasa todos los controles sanitarios exigidos en Europa.

Sus valores nutricionales son mínimos y las sospechas sobre si este pescado es seguro a nivel alimentario son muchas.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) acaba de publicar un informe en el que asegura haber encontrado «restos de pesticidas y trazas de mercurio» en filetes de panga (y de perca). En concreto, en 4 de las 23 muestras de panga analizadas se ha encontrado trifluralina – una sustancia con acción herbicida – y, en algunas, mercurio. La cantidad encontrada de estas sustancias no supera el límite legal – 0,5 gramos por kilo-, pero advierte que el consumo frecuente de este pescado aumenta los riesgos de ingerir estas sustancias. Su recomendación insiste en que no se coma panga más de una vez por semana.

Desde el inicio de la crisis, con el aumento de consumo surgieron las primeras reticencias sobre este alimento. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria aseguró entonces que no había ninguna alerta alimentaria sobre este tipo de pescado, aunque reconoció la presencia de residuos de trifluralina, cuyo uso no está autorizados actualmente en la UE, asegurando que esta sustancia «no tiene efectos tóxicos preocupantes a corto plazo por su ingesta».

En 2015, la polémica se reactivó por la publicación de dos nuevos estudios sobre este pescado blanco.

La Universidade Federal Fluminense de Brasil descubrió en un estudio que el 50 % de las muestras de panga congelado que sometían a análisis, contenían altos niveles de mercurio, por encima de lo permitido, además de un exceso de polifosfatos añadidos en el 30 % de las mismas. Y lo que es peor, concluyeron que el 80 % de los filetes ya habían empezado a degradarse cuando fueron congelados.

Por su parte, la Universidad de Gante (Bélgica) publicó su propio estudio concluyendo que en el proceso de eliminación bacteriana del panga -que consistía en limpiar el pescado en cloro y ácido peracético-, el cloro no era sustituido hasta pasadas 4 horas, de manera que el efecto desinfectante se reducía y aumentaba la cantidad de materia orgánica.

El año pasado científicos polacos aseguraron que los filetes de panga congelados objeto de su estudio estaban «ampliamente contaminados con Vibrio spp», una bacteria que puede afectar al intestino.

Estos y otros estudios han generado gran preocupación social. Muchas asociaciones han denunciado el supuesto riesgo para la salud que acarrea comer panga, ligado a factores como que en su crianza son habituales los suplementos con antibióticos para que el pescado gane peso.

Todos los todos los análisis realizados por las autoridades sanitarias europeas han descartado ese peligro.

Y lo que más llama la atención es que Greenpeace no incluye el panga en su lista roja de especies pesqueras. Asegura que el panga pasa todos los controles sanitarios y de aduanas y no vulnera la ley» y se pregunta: «¿Hasta dónde influyen las empresas en establecer unos niveles altos de estos antibióticos?».