Los platos sucios inundan la ría de Bilbao, cierra el grifo

Con este mensaje, Acciona y el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia, llamaban este martes, Día Mundial del Agua, a los ciudadanos a concienciarse sobre la necesidad de adquirir hábitos sostenibles y más racionales en el consumo del agua.

Una representación escultórica de una vajilla sucia de grandes dimensiones flotaba en la ría de Bilbao como parte de la campaña «Cierra el grifo», impulsada por Acciona y el Consorcio con la que en la necesidad de hacer un uso más racional del agua.

Los ‘platos sucios’ se fondearon en la ría, amarrados a unas boyas a la altura del palacio Euskalduna, una enorme figura de 9×9 metros, para llamar la atención de los ciudadanos sobre la gestión del agua residual, «uno de los grandes retos medioambientales» que afronta el planeta y lema bajo el que este año se celebra el Día Mundial del Agua.

Según los datos que aporta Acciona, en España cada familia genera una media de 1.000 litros de aguas residuales al día, un caudal que debe ser tratado en depuradoras que, a su vez, consumen energía, con el consiguiente impacto medioambiental asociado.

Este año, el Día Mundial del Agua ha esgrimido como tema central el Agua Residual. Naciones Unidas quiere concienciar de la urgente necesidad de que el agua sea tratada y, en la medida de lo posible, reutilizada. Se busca potenciar el cumplimiento de uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que establece «la mejora de la calidad del agua, reducción de la contaminación, eliminación de los vertidos y minimización de la liberación de productos químicos y materiales peligrosos, reducción a la mitad el porcentaje de aguas residuales no tratadas y aumentar sustancialmente el reciclaje y la reutilización segura del agua».

En el mundo, tan solo el 20% de las aguas residuales reciben un tratamiento adecuado, y se observa una gran desigualdad entre los países con elevadas rentas (que depuran más 70% de sus aguas residuales) respecto a aquellos cuya riqueza es baja (8% de capacidad de tratamiento).

Las consecuencias no son sólo medioambientales, sino también sanitarias y relativas al bienestar de la población así como al desarrollo económico. Según la ONU, al menos 1.800 millones de personas en el mundo utilizan una fuente de agua potable que está contaminada con materia fecal y cada día, cerca de 1.000 niños mueren a causa de enfermedades diarreicas prevenibles relacionadas con el agua y el saneamiento.

Para lograr este reto, es necesario, por una parte, concienciar a la población sobre el uso responsable del agua de cara a minimizar la generación de aguas residuales, y por otra parte, desarrollar tecnologías de depuración cada vez más económica y ecológicamente sostenibles.