Se complica el caso de la joven que apareció en el talud de Irun con un sorprendente giro en la investigación

La investigación continúa abierta pero las últimas noticias sobre el caso de la joven irunesa que aparecía inconsciente, maniatada y amordazada el pasado martes en un talud cercano a su casa, tirada entre la espesa vegetación a una profundidad de diez metros, se ha complicado notablemente.

El caso ha dado un sorprendente giro con los últimos apuntes que la Ertzaintza ha comunicado sobre las pesquisas que se han llevado a cabo y que apuntan que podría haber sido la misma joven, de 25 años,vecina de localidad y trabajadora en un centro social, la que se hubiera ocasionado a sí misma la situación en la que fue encontrada por unos ciclistas que circulaban por el lugar, cercano al parque del Mendibil.

Esta es la principal hipótesis que se está barajando ahora en la investigación. Según la Ertzaintza, la propia víctima podría haber sido la «autora de los hechos». Esta probabilidad se basa en «las evidencias obtenidas» hasta ahora. Se descarta al parecer que se hubiera producido cualquier tipo de agresión por parte de terceros. Las pruebas desde un principio, no apuntaban a ningún tipo de abuso sexual o físico y la joven, que supuestamente no recordaba nada de lo sucedido, no aportó ningún dato a la Ertzaintza. Tan solo dijo acordarse de que recibió un pinchazo en el cuello, hecho que ahora también se pone en entredicho.

Poco más ha trascendido de este caso que en un principio conmovió a la población de Irun y generó una gran preocupación social. Se intuía en un primer momento que la dramática situación en la que esta joven apareció en el talud hubiese sido consecuencia de un asunto de violencia machista.

Ahora además de preocupante, el suceso ha adquirido un cariz sorprendente y hay muchos interrogantes abiertos. Teniendo como hipótesis principal el que sea un asunto de autolesiones, cabe preguntarse no solo por los motivos que pudo tener la víctima para arriesgar su vida de esa manera sino el proceso que tuvo que seguir para maniatarse con bridas, amordazarse con cinta americana y permanecer entre la vegetación con tan bajas temperaturas hasta perder la consciencia.