El club comunicó que el capitán colgará las botas al término de la actual temporada y que así se convertirá en el quinto jugador con más partidos jugados con la Real.
Crónica de una marcha anunciada. Por desgracia de los seguidores y familia realista, Xabi Prieto colgará las botas en cuanto finalice la actual temporada y abandonará la Real Sociedad por la puerta grande. El capitán donostiarra ha sido, es y será historia en la entidad blanquiazul, donde ha vivido sus mejores y peores años como futbolista profesional.
Será difícil decir adiós a Xabi Prieto; es el emblema de lo que significa la Real Sociedad. No es un jugador cualquiera que recaló en la Real con intención de crecer y poder jugar en equipos mayores. Desde niño ha estado en Donostia, y tras defender la camiseta de niño, llegó a ser parte del primer equipo hasta la fecha. Y desde entonces hasta ahora, ha jugado nada más y nada menos que un total de 530 partidos con la Real Sociedad sin que abandonase la capital guipuzcoana. Fiel a sus colores desde el primer hasta el último partido.
Se dicen pronto 530 partidos. Es una cifra que está al alcance de muy pocos; solo de Alberto Gorriz, Juan Antonio Larrañaga, Jesús Mari Zamora y Luis Arconada. Esa cifra lo podría agrandar jugando los partidos que restan para que acabe esta temporada, o también la trayectoria de Xabi Prieto en el club de su vida. En unos cuantos años, ha pasado de jugar en Segunda División a jugar en la Champions League y en la UEFA Europa League.
Jokin Aperribay, Roberto Olabe y compañía tendrán la difícil tarea de traer un sustituto parecido a Xabi Prieto, porque será imposible traer uno como él, porque es único y reemplazable. Nadie se quedaría en la Real, como él, cuando entró en el pozo de Segunda; nadie sentiría tanto los colores azul y blanco como él; nadie como él dejaría de lado el dinero por un sentimiento; nadie representaría tanto a un equipo como él; nadie sería un ejemplo a seguir como él. Nadie podría ser Xabi Prieto.
Solo le ha faltado levantar un título con la Real Sociedad.
