El Colegio de Enfermería de Gipuzkoa ofrece este jueves una charla sobre la donación de órganos y médula ósea

“Un trasplante quizás sea la mayor manifestación de amor que un donante y su familia pueda realizar en su vida”

La sede del Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa en Donostia acoge este jueves 4 de mayo, a partir de las 18,00 horas, una nueva charla de su IV Edición del Espacio de Salud y Cuidados para Ciudadanos titulada ”Donación de órganos y médula ósea, ¿qué supone ser donante?. En primera persona: Mi experiencia con un órgano trasplantado”.

La charla será impartida por la enfermera Lucía Elósegui, Coordinadora de Trasplantes de OSI Donostialdea; y el donostiarra Juan Manuel Lorenzo, economista de profesión que hace tres años fue trasplantado de hígado debido a una enfermedad degenerativa y que hoy forma parte del Equipo Nacional de Deportistas Trasplantados. La entrada es libre hasta completar aforo.

Según datos facilitados por el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza), en 2016, la tasa de donación alcanzó en la Comunidad autónoma vasca los 65 donantes por millón de población (PMP), por encima de la media estatal, situada en 43 donantes por millón de población.

La Coordinadora de Trasplantes subraya que, con la actual Ley en vigor, todos somos donantes de órganos si no hemos explicitado específicamente que no lo queremos ser. “Cuando una persona fallece preguntamos a la familia cuál era la voluntad de la persona fallecida. Si queremos ser donantes, lo importante es decírselo a la familia o los amigos. Además –apunta-, existe la opción de hacerse donante mediante carnets que tramitan las asociaciones de pacientes trasplantados y, recientemente, se ha comenzado a incorporar en la historia electrónica de Osakidetza si el paciente desea ser donante”.

En cuanto a la donación de médula ósea, la edad para poder ser donante es de 18 a 55 años. Las personas interesadas deben apuntarse en un registro de donantes para lo cual, en el caso de Gipuzkoa, deben llamar al Hospital Universitario Donostia.

Testimonio en primera persona

En la charla de hoy, Juan Manuel Lorenzo, donostiarra nacido en 1967 y economista de formación y profesión, aportará su experiencia con un órgano trasplantado. En 2014, fue trasplantado de hígado a causa de una enfermedad degenerativa que le había sido diagnosticada en 1988, denominada colangitis esclerosante primaria, de origen autoinmune y que afecta a las vías biliares.

“Tras las primeras semanas post trasplante y en la medida en que recuperaba mi estado físico –explica-, percibí que el deporte estaba siendo parte importante de mi proceso de mejora y recuperación. Con 49 años y después de 25 inactivo, retomé la práctica deportiva diaria”. En la actualidad, Juan Manuel Lorenzo es miembro del Equipo Nacional de Deportistas Trasplantados y de la Asociación Deporte y Trasplante España.

Según explica, «a las personas trasplantadas nos preocupa en gran medida la forma de dar las gracias a una persona que en la mayoría de las ocasiones ha fallecido, o a su familia, que nunca sabremos quién es. Y esa idea de quedar atrapado para siempre, en muchas ocasiones, puede llegar a oprimirnos, angustiarnos e incluso a atormentarnos».

En su opinión, “un trasplante quizás sea la mayor manifestación de amor que un donante y su familia pueda realizar en su vida».

Juan Manuel Lorenzo considera el trasplante como “un juego misterioso entre el dolor y la vida, porque se produce una mágica relación entre el donante fallecido, a través del dolor que sufre su familia en ese momento de la decisión y el receptor, en riesgo de perder la vida, y que ve recuperarla a través de un gesto de infinita generosidad y solidaridad entre seres humanos. De alguna forma, ese donante fallecido vivirá para siempre en la persona trasplantada originando en ella ese vínculo único y mágico que marcará su futura existencia», concluye.