La maestra y sufragista donostiarra, Benita Asas, ya tiene una calle en Bilbao

El vial que conecta la Avenida Lehendakari Aguirre con la calle Larrakotorre, en San Ignacio, pasa a denominarse Calle Benita Asas, sustituyendo a Calle Eusebio García Alonso, en aplicación de la Ley de Memoria Histórica.

El Alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, acompañado del resto de la Corporación Municipal y de familiares de la pedadoga y sufragista donostiarra Benita Asas Manterola, ha inaugurado la Calle Benita Asas en San Ignacio, que sustituye a la anterior denominación de Calle Eusebio García Alonso.

En el acto, el Alcalde ha subrayado el compromiso vital de Benita Asas Manterola con la defensa de los derechos de las mujeres. “Benita Asas es una de esas personas que, por su compromiso y por su trayectoria vital intachable, merece formar parte de la memoria colectiva de Bilbao. Benita Asas fue una donostiarra adelantada a su tiempo, que tras la guerra sufrió el feroz ostracismo de la dictadura y terminó sus días en Bilbao, ciudad a la que estuvo vinculada desde su juventud, pues fue aquí donde inició su carrera como maestra y pedagoga”.

Juan Mari Aburto ha insistido en “la importancia de las últimas incorporaciones de nombres femeninos al callejero de la Villa”. De hecho, seis de las 22 denominaciones femeninas actualmente existentes en el nomenclator de las vías públicas de Bilbao han sido incorporadas por el Equipo de Gobierno actual.

 

BENITA ASAS

Benita Asas Manterola (Donostia, 1873-Bilbao, 1968) estudió magisterio en Valladolid y tuvo como primer destino profesional Bilbao, entre 1897 y 1902. Posteriormente se trasladó a Madrid, donde publicó el manual “Dios y el Universo. Libro de lectura instructiva para niños y niñas”, que fue incluido como libro de texto escolar, e impulsó la creación del periódico “El Pensamiento Femenino”, que dirigió entre 1913 y 1916.

Como presidenta de la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME), en 1929 asistió en Ginebra (Suiza) a la asamblea convocada en la Sociedad de Naciones, donde propuso la convocatoria de un congreso mundial de mujeres, como instrumento para evitar conflictos bélicos.

Durante la Segunda República, Asas fue la encargada de presentar un memorando sobre el derecho del voto de la mujer ante la Comisión Constitucional de las Cortes.

Benita Asas permaneció en Madrid durante toda la guerra, y tras la contienda solicitó su reingreso en la docencia, pero fue inhabilitada por su pasado “sufragista e izquierdista”. Finalmente, buscó refugio en Bilbao, donde falleció a la edad de 95 años.