En octubre está previsto el derribo de la pasarela del Pilar

La nueva pasarela del Pilar entrará en funcionamiento en pocas semanas, lo que permitirá emprender el derribo del viejo puente a mediados de octubre, uno de los obstáculos más importantes para el Urumea a su paso por Martutene.
Será el primer paso de las obras que desarrolla Ura para ensanchar el cauce del Urumea y evitar sus desbordamientos.

El siguiente paso será la demolición del puente de Martutene, que también se desarrollará este año y que será sustituido por otro sin pilares. El objetivo es que las dos estructuras hayan desaparecido para cuando llegue el invierno, lo que permitirá a los vecinos del barrio hacer frente con mayor tranquilidad a los posibles episodios de lluvias o riesgos de desbordamientos. Lo harán a la espera de que se completen los trabajos de ensanchamiento y encauzamiento, que ofrecerán mayores garantías a la hora de retener las aguas.

Aguas arriba de la pasarela del Pilar el Urumea ha ganado bastantes metros en su margen izquierda, con un tramo de muro de piedra ya visible que ayudará a mantenerlo dentro de su cauce. También se está construyendo el muro de la margen derecha entre la pasarela y el puente de Martutene.

Según el plan de obras, esta primera fase de los trabajos que consiste en ampliar el cauce del Urumea aguas arriba del puente de Martutene (y que incluye la sustitución de esta estructura y la de la pasarela del Pilar) debería estar completada a finales de 2017, para emprender a continuación la segunda, aguas abajo del citado puente.

Concluidas ambas fases, el Urumea tendrá entre 45 y 50 metros de ancho a su paso por Martutene (frente a los 28 o 30 actuales), con muros o taludes a ambos lados para contener las aguas. Además, se soterrará la conducción de Aguas del Añarbe y habrá un nuevo tanque de tormentas. En la orilla, la transformación del río permitirá el acondicionamiento de una zona de casi dos kilómetros de largo de paseo y bidegorri, con intención de que los ciudadanos de Martutene y el resto de la ciudad convivan con el río y puedan disfrutar de él, en lugar de considerarlo una amenaza.